martes, 20 de mayo de 2008

EL COLAPSO DE LA POLÍTICA NEOLIBERAL


Andrés Aravena, Socialismo Revolucionario, CIT Chile.

15 de Septiembre de 2003.

El movimiento de los trabajadores y los pobres a lo largo del continente avanza a distintos ritmos, sin embargo, esta claro que la situación de “estabilidad democrática y crecimiento económico” con el que se pavonearon los analistas y las elites políticas durante la década pasada, esta llegando a su fin.

Hay un rechazo general a las políticas neoliberales que tuvieron su apogeo durante los noventa y que en algunos países fueron implementadas por dictaduras militares. Luego, bajo el velo democrático de los gobiernos electos, las elites económicas y políticas han intentado llegar aun más lejos con estas medidas económicas.

Hoy, bajo una crisis internacional sincronizada del capitalismo, las políticas neoliberales se encuentran con una fuerte resistencia por parte de los trabajadores, los campesinos y la población pobre del continente. La políticas neoliberales colapsan y en la mayoría de los países se alzan voces críticas ante una crisis económica y social que estas medidas no logran solucionar.

Durante los noventa, las privatizaciones llenaron los bolsillos de las compañías multinacionales con la especulación financiera y la compra a precios irrisorios de las empresas estatales, junto al enriquecimiento vergonzoso de la mayoría de los políticos burgueses y de otros con pasado izquierdista, que desde el gobierno, pusieron en venta los servicios básicos y los recursos naturales que algunos regímenes militares aun no habían entregado.

La mayoría de los gobiernos, a excepción de Cuba, implementaron a escala continental estas políticas, medidas expresamente vigiladas y dirigidas por el FMI y los organismos financieros del capital trasnacional, principalmente desde EE.UU. bajo el llamado consenso de Washington.

En la mayoría de los países, las primeras medidas se comenzaron a tomar durante los años setenta, Chile fue uno de los países pioneros de estas políticas, a punta de cañón y bajo la bota militar de Pinochet. Los trabajadores son desde entonces las principales victimas de estos planes que hasta el día de hoy tiene como consecuencia, la destrucción de las conquistas sociales y políticas de los trabajadores.

Argentina: Kirchner, “El Pacificador”

Sin duda, el porcentaje de votos con que Nestor Kirchner llego a la presidencia -renuncia de Menem mediante- es un punto de referencia para cuestionar su legitimidad. La mayoría de los argentinos no querían a Menem, desprestigiado y sindicado como el mentor de las políticas neoliberales de los noventa, que llevo a Argentina a una de sus peores crisis económicas de su historia y con un movimiento popular que derribo varios presidentes en cuestión de semanas, en diciembre del 2001. Cabe preguntarse además, si la segunda vuelta hubiese radicalizado a la sociedad argentina al punto haber obligado a Kirchner a adoptar un programa más a la izquierda.

Kirchner asumió la presidencia, en uno de los actos de asunción más interesantes de los últimos años. A la cita llegaron los presidentes más populares del continente. Fidel castro de cuba, Hugo Chávez de Venezuela y Lula de Brasil.

Sin duda Castro ocupo la atención del pueblo y de la prensa. Su intervención en un acto en su honor en una universidad donde fue ovacionado por miles de asistentes, incluso diarios como Pagina 12 realizo una edición especial con el discurso integro de Fidel.

Esta recepción del pueblo, contrasta con algunos analistas políticos de medios burgueses que no entendían como el pueblo podía hacerle honores a un dictador como Castro. Llegaron a decir que el pueblo argentino no había aprendido nada. Sin embargo es al contrario, el pueblo argentino, esta en esa dirección, mirando a cuba y su modelo, aprendió la lección de que las políticas neoliberales solo trajeron miseria y pérdidas de empleo. La pobreza llevada al extremo de morir por inanición en algunas provincias y la caída del nivel de vida que llevo a un 60% de pobreza en cuestión de años. La mirada hacia cuba y el apoyo a Fidel refleja que los trabajadores están mirando a uno de los pocos referentes de autonomía y de resistencia contra el imperialismo y lo más importante que sigue defendiendo al menos en las palabras el socialismo.

Cuba representa para miles de jóvenes y trabajadores del continente un símbolo de lucha y resistencia. Pero lo interesante de esta apertura y de la actitud del gobierno de Kirchner hacia Cuba y su retórica a favor del MERCOSUR, cuestión que se hará realidad en la medida en que se rompa con EE.UU. Junto con decisiones políticas importantes como la destitución del alto mando militar y la apertura de los juicios contra militares, haría suponer que en Argentina comienza otro nuevo periodo de luchas. Esto no es así, dado que el movimiento argentino esta a la expectativa y francamente en un proceso de repliegue ante las nuevas medidas del presidente, lo que hace que se mantenga una calma relativa.

La calma también se debe a que el gobierno de Duhalde anteriormente logro neutralizar al movimiento más combativo de los trabajadores, los Piqueteros, con los llamados “planes jefes y jefas de hogar” que consistían en subsidios básicos para los trabajadores cesantes, cuya administración fue incluso entregada a destacados dirigentes de este movimiento. Lo cual llevo a que muchos trabajadores dejaran de luchar, ¿para qué luchar si tenemos estos planes? Se preguntaban muchos.

Otro factor es el pésimo papel que jugo la izquierda revolucionaria, que ha cometido errores importantes en este movimiento, sobre todo el sectarismo, que llevo a la división de las luchas. Apropiándose de espacios sociales que solo utilizaron para desde ahí proclamarse cada grupo como la vanguardia, desde movimientos piqueteros, pasando por las tomas de fabricas, hasta las asambleas barriales. Sin embargo el resultado ha sido que al cabo de algunos meses la gran fuerza con que arranco el movimiento y las condiciones bajo las cuales se desarrollo el argentinazo, encontraron a todos los grupos y partidos de la izquierda “revolucionaria” absortos frente a tamaño movimiento, ellos se quedaron en el camino, y reaccionaron como si se tratase de una revolución lo que en realidad solo fue un estallido social contra el sistema.

Hoy la burguesía sigue intranquila, sabe que debe hacer gestos y maquillar con Kirchner a la cabeza del gobierno un sistema que fue profundamente cuestionado. Actualmente las encuestas dan un gran apoyo al nuevo gobierno, no era para menos, los sucesivos gobiernos que vinieron luego de la dictadura se empezaron en proteger y dar garantía e impunidad a los crímenes militares. Leyes de amnistía y el archivo de miles de causas criminales que habían quedado sin investigar durante años. Hoy sectores militares se ven enfrentados por primera vez a la justicia. Sin embargo el dicho de hacer cambios para que nada cambie, en el caso del nuevo gobierno se hace dramáticamente real.

La clase dominante argentina tiene claro que el desprestigio de los militares es tal que cualquier medida contra estos (juicio y destituciones) no significarían en la actualidad un quiebre institucional. Deben hacer sacrificios, que importa si se sacan a unos cuantos, total, el ejercito es un aparato jerárquico y de fácil recomposición para los intereses de la burguesía.

Pero será en el plano de la economía donde veremos cuales son los verdaderos planes de la clase dominante. Es aquí donde están las claves para entender hacia donde se moverá -o no- el gobierno. A pocos meses de gobierno, ya existen algunos indicios de hacia donde marcha el plan económico de Kirchner. Su ministro de economía ya ha visitado Norteamérica, en Miami específicamente, se reunió con inversionistas y parte la burguesía Argentina que salió corriendo y saco su dinero del país, para instalarse a esperar el resultado de la crisis. Y valla sorpresa, fue ni más ni menos que el renunciado ex ministro de economía y unos de los principales responsables de las políticas de Menem, Domingo Cavallo, quien se ha encargado de los contactos con el mundo empresarial radicado en Miami.

Las negociaciones con el FMI continúan y ningún representante del gobierno ha tenido el menor reproche a ante esto, la mano del fondo sigue puesta sobre la economía Argentina.

Las promesas de alza de salarios de Kirchner no son más que retórica, él sabe bien que cualquier alza de salario deberá venir acompañada de algún plan económico reactivador que aumente el consumo interno. El desarrollo del mercado interno del que hablo Kirchner en su discurso inaugural y al que sumo una fuerte critica al modelo neoliberal, requiere de medidas económicas que inevitablemente significarían un cambio de rumbo.

“Desarrollo productivo”, “mercado interno”, frases, que en el discurso de Kirchner son solo retórica populista, palmaditas en la espalda a un pueblo que mira con desconfianza y que en la medida en que valla poniendo al gobierno contra la pared por mejores condiciones de vida, se sacara de un plumazo el velo democrático y progresista con el que hoy se viste la burguesía. Los trabajadores pronto se darán cuenta que la burguesía y sus instituciones ahora en un proceso de seudo democratización no han significado impacto real en las condiciones de vida.

La luna de miel de Kirchner, se vera enfrentada a una nueva vuelta a la lucha de los trabajadores por un lado y a la presión de los organismos internacionales, por otro, que presionaran por un mayor recorte a las condiciones de vida, mediante nuevos ajustes económicos, exigencias de superávit fiscal y el cumplimiento del pago de la deuda. Actualmente las compañías de servicios, telefonía, agua y electricidad están exigiendo un aumento de las tarifas, situación que Kirchner se vio obligado a aplazar, para no opacar su estreno en la Casa Rosada.

La pacificación del movimiento argentino es temporal, pronto los trabajadores reclamaran el pedazo del pastel que le ha sido robado. El desarrollo pacifico de un plan económico que contemple la renacionalización y el dejar de cumplir los compromisos financieros sin afectar los intereses de la clase dominante local y de los especuladores y las multinacionales es una utopía bajo el capitalismo.

Solo hay que ver la situación de Chávez en Venezuela, para comprobar que la burguesía no esta dispuesta a perder sus privilegios. Este militar radical nacionalista, insistía en que no se convertiría en un nuevo Salvador Allende. Sin embargo, el no puede evitar que en Venezuela se enfrenten nuevamente la burguesía y los trabajadores. Chávez a diferencia de Allende, fue salvado por los trabajadores y los pobres, dándole al proceso revolucionario una ventaja y propinándole a la burguesía un serio revés. La clase dominante sin embargo no descansa y sigue –con apoyo de EE.UU.- intentando derribar a Chávez, la única posibilidad para el pueblo pobre, los campesinos y los trabajadores venezolanos es romper con el capitalismo e implementar rápidamente un programa socialista, para enfrentar el boicot económico y salir definitivamente del atraso al que condena el capitalismo.

El currículum político de Kirchner, sobre todo el de los últimos años, le da tranquilidad a la burguesía, sin embargo, el presidente ha debido apelar a su pasado izquierdista para ganar el apoyo de las masas. El futuro de Kirchner esta determinado por el repunte económico al que la burguesía aspira para mantener su poder, desde ya el FMI le esta dando un respiro, pero la situación del capitalismo a nivel mundial y la profundización de la crisis, llevara a una retoma de las luchas por parte de los trabajadores.

La división que inevitablemente seguirá provocando crisis en la clase dominante, que buscando salidas para mantener el sistema, no es totalmente descartable que asuma medidas de corte reformistas a nivel económico. Esta vez con otros actores como por ejemplo la Carrió u otras fuerzas reformistas de la izquierda Argentina que han saludado al nuevo gobierno y abogan por un capitalismo sano.

Cada vez más el socialismo se ira presentando ante la mayoría de los trabajadores como la única salida a las crisis generadas por el actual sistema. No por nada, en la conciencia de los jóvenes, activistas y trabajadores que estuvieron con Fidel aun se mantiene –de manera confusa pero firme- la idea de que en cuba hay socialismo y que las garantías que permiten a los cubanos acceder a uno de los mejores niveles de educación y salud del continente es gracias al socialismo, todo esto pesar de la propaganda diaria contra el régimen.

La economía planificada es una medida socialista, pero el socialismo es mucho más que eso, y no puede existir indefinidamente en un solo país. Los únicos que pueden garantizar que estos avances para cuba y en el fondo para toda la humanidad se mantengan -y lo más importante- se propaguen por todo el continente y el resto del mundo son los trabajadores.

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