Durante las últimas semanas, billones de libras han sido borradas del valor de las acciones en todo el mundo mientras las bolsas de valores se desploman
Editorial, periódico The Socialist, Socialist Party CIT (Inglaterra y Gales), Londres. 11 de Septiembre 2007.
Los capitalistas han observado, horrorizados, temiendo que su sistema financiero podría enfrentar una caída drástica como el colapso de un castillo de naipes.
Dos bancos alemanes han presentado la quiebra, varios fondos de inversión de riesgo han implosionado, y Countrywide el mayor prestamista de hipotecas en los EEUU se está balanceando al borde del colapso.
Los directores de los fondos de riesgo han llenado la prensa durante los últimos meses por su consumo conspicuo a una escala obscena. Los primeros 25 se llevaron a casa $14 billones el año pasado. Estos residentes en Riquistan gastan más de medio millón de dólares para ingresar a un club de golf, o comprar un reloj o una pluma.
Ahora esos amos del universo, la mayoría de los cuales pagan una tasa de impuestos más baja que sus limpiadores, están en los titulares por una razón diferente, mientras demandan la intervención del estatal o bancaria para rescatarlos mientras los golpea la crisis financiera. Desafortunadamente, no serán los administradores de los fondos de riesgo sino los pequeños inversores e individuos con pensiones e hipotecas individuales quienes pagarán el más alto precio por la crisis.
Bolsas de valores
En los mercados de valores la exhuberancia irracional se ha transformado ferozmente en profunda tristeza. Los chistes entre los directores de los fondos de inversión de riesgo incluyen el desarrollo de un nuevo q.t.m. (el módelo matemático usado para decidir en que fondo de riesgo se debería invertir) – una diana, y que la única certeza es que las acciones bajo el colchón subirán mientras los inversores buscan desesperadamente algún lugar seguro para atesorar su dinero.
Millones de personas están siguiendo los giros del mundo de los mercados de valores porque temen que arrojen a la "economía real" a la recesión. El temor está bien fundado; es posible que ocurra. Cuando, es una cuestión más difícil de responder.
En un intento de evitar la recesión, el Banco Central Europeo ha inyectado $100 billones de dólares en los mercados monetarios.
La naturaleza completamente ciega, de corto plazo, de los mercados financieros significa que nadie sabe si la liquidez que esta siendo bombeada será suficiente para impedir la recesión en el corto plazo. Es un método que el banco central ha usado repetidamente, para impedir, o reducir los efectos de las crisis financieras en los últimos quince años.
Sin embargo, llegado un cierto punto habrá una crisis que ellos no pueden evitar, y como una resaca después de una fiesta que duró demasiado, los problemas acumulados vendrán a casa con la voz cantante.
Lo que es más, hay factores que hacen que probablemente esta crisis sea más grave que las de los años 90.
El "choque de autos en cámara lenta" en el mercado de viviendas norteamericano parece haber llegado al punto de colisión. Un quinto de las hipotecas de EEUU están en el sector de hipotecas secundarias de alto riesgo que se han dado a aquellos que tienen grandes dificultades para pagar de vuelta la deuda. Más del 20% ya han entrado en morosidad y un millón de norteamericanos han perdido sus casas.
Incluso si el banco central impide una contracción del crédito ahora, esto no alterara el proceso subyacente se está ocurriendo en los EEUU, que es al que en la base, están reaccionando los mercados. La mayoría de los comentaristas capitalistas siguen insistiendo que las fundaciones están sólidas, pero esto no es verdad. En el segundo trimestre de este año el consumo en los EEUU creció más lento a un 1.3% y las cifras iniciales sugieren que está cayendo más en el tercer trimestre. Los consumidores norteamericanos han estado interpretando el papel de Atlas durante quince años, sosteniendo la economía mundial al comprar las mercancías del mundo. Ellos han podido hacerlo únicamente por el nivel sin precedentes de deuda del gobierno y personal. Ahora los altos precios del petróleo y la gasolina, los valores domésticos cayendo y el decaído mercado laboral se han combinado para obligar al consumidor norteamericano a apretarse el cinturón. En un cierto momento esto rebotará contra todos los países dependientes en su crecimiento de las exportaciones a los EEUU, incluida China.
Si llega una recesión de la economía norteamericana ahora o un poco más tarde, y si es abrupta o más gradual, sin embargo podría depender de los acontecimientos en las próximas semanas. En las últimas semanas las consecuencias financieras de la crisis de los mercados hipotecarios secundarios se ha extendido como petróleo en un estanque.
Una de las características del pánico reciente de la bolsa de valores ha sido la securitización1 de toda clase de activos. Esto quiere decir que los activos son divididos en pequeños pedazos y luego vinculados juntos con otros activos en paquetes que son comprados y vendidos en las bolsas de de valores del mundo. Esto se hace con el objeto de dispersar el riesgo en un sentido positivo, pero ahora que la crisis ha golpeado, ha tenido exactamente el efecto opuesto, ha extendido el pánico.
Globalmente, nadie sabe quien es propietario de pedazos del mercado hipotecario secundario de EEUU, y como resultado, nadie quiere prestar dinero a ninguna compañía que pueda estar afectada. La contracción del crédito que esto ha provocado, si no es revertida por los esfuerzos concertados de las principales potencias capitalistas, en último término podría desencadenar una profunda recesión en los EEUU, y como resultado en la economía mundial.
El auge actual se ha basado en vastas sumas de dinero arrojadas en las bolsas de valores mundiales. Esto solamente ha sido posible a la escala que ha ocurrido por el papel que han jugado China, Japón y los países del este de de Asia utilizando sus excedentes comerciales para invertir en los bonos del gobierno de EEUU con objeto de sostener la economía de EEUU y su déficit comercial sin precedentes de más de $800 billones de dólares al año. Lo han hecho para sostener el mercado para sus mercaderías. El mayor temor capitalista es una rápida interrupción de sus relaciones interdependencia, creando una crisis económica mundial masiva.
Un sistema inestable
Los acontecimientos de la semana pasada también provocaron la interrupción del comercio de monedas (donde los especuladores internacionales toman prestado en una moneda – principalmente el yen – y luego la cambian por otra), lo que ha sido otra fuente de liquidez global. Como resultado el yen se apreció contra el dólar, creando problemas para las exportaciones japonesas a los EEUU. Si la crisis financiera provoca la caída dramática del valor del dólar, obligando a los países asiáticos a comenzar a vender sus reservas de dólares, una aguda recesión, incluso una caída absoluta en el crecimiento mundial, estría planteada.
Hay muchos escenarios posibles, como hay muchas líneas de falla en la economía mundial, la incapacidad de los consumidores de los EEUU para seguir comprando no seria la menor.
El capitalismo en el siglo XXI es un sistema más parasitario que nunca antes. Los capitalistas están haciendo mega-beneficios pero no están invirtiendo en producción – la inversión de capital es a más baja de todos los tiempos en los EEUU y Europa.
El auge actual ha sido definido por el abismo creciente entre los ultra ricos y el resto de la población. Mientras unos pocos ruedan en dinero, los salarios de la mayoría están estancados y los servicios públicos han sido recortados. En los EEUU, los sueldos y salarios ahora representan la participación más baja del producto interior bruto desde 1947. En último término, las participaciones en disminución de los salarios en el ingreso nacional está restringiendo el mercado para el capitalismo y aumentando la tendencia hacia la crisis.
Una enorme rabia se ha acumulado durante los años del auge por la naturaleza desigual de la sociedad. Un empleo (aunque a menudo mal pagado e inseguro) y la disponibilidad de crédito relativamente barato, han suavizado golpes que han llovido sobre los trabajadores.
Sin embargo, el comienzo de la recesión mundial, cuando venga, alterará profundamente la situación, cuando se espere que billones de trabajadores paguen por la crisis. No hay una conexión mecánica entre los desarrollos económicos y la conciencia y combatividad de la clase trabajadora, pero ya sea más temprano o tarde, los trastornos económicos venideros sentarán la base de un masivo aumento en la radicalización.
1) Consolidación (como préstamos hipotecarios) y venta a otros inversionistas para reventa al público bajo la forma de bonos o valores.
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