Patricio Guzmán, Socialismo Revolucionario, CIT Chile
21 de enero del 2009.
Alan Greenspan había dicho, en diciembre de 2008, que lo peor del colapso del crédito de EE.UU. ya había pasado y que el sistema bancario estaba listo para financiar un renacimiento económico sostenible. Dijo que no esperaba una nueva crisis bancaria, cuando los estándares se hicieran más rígidos el próximo mes.
En respuesta a predicciones de académicos que los estándares bancarios más rígidos que entrarían en vigor el 19 de diciembre, producirían nuevas quiebras masivas, concedió que “más bancos caerían, quizás algunos de tamaño considerable.” Pero su visión del sistema bancario era esencialmente optimista, aunque dijo que el mercado inmobiliario y las tasas de interés “serán muy importantes aquí y no pueden ser predecidas con ninguna certeza.”
Una vez más, el neoliberal ex presidente de
Mientras el Bank of America recientemente rescatado anunció que Merrill Lynch, que había adquirido este mes, reportó pérdidas por 15.3 billones de dólares.
El día 15, el Tesoro de EE.UU. aceptó rescatar al Bank of America con un paquete de préstamos, garantía y nuevo capital por 138 billones de dólares pocos días después que el banco tomara el control de Merrill Lynch, el corredor de Wall Street.
El Bank of America reveló una pérdida neta en el último trimestre de 1.7 billones de dólares, su primer déficit en 17 años. Las pérdidas de Merrill Lynch no fueron incluidas en las cifras porque el acuerdo de adquisición finalizó solamente a principios de mes.
El prestigioso economista, Kenneth Rogoff, quien fuera jefe del FMI de
También dijo que los EE.UU. no han salido de la situación, y que lo peor todavía está por venir.
Advirtió que “No vamos a ver hundirse simplemente bancos de tamaño medio en los próximos meses, vamos a ver uno tremendo, uno de los grandes – uno de los mayores bancos de inversiones o grandes bancos,” y predijo que la crisis daría lugar a una nueva ola de concentraciones en el sector financiero norteamericano antes de que se superara, con fusiones entre grandes instituciones.
Además sugirió que los grandes del mercado hipotecario secundario de EE.UU. Fannie Mae y Freddie Mac, que ya han recibido gigantescos paquetes de salvataje, dejaran de existir en su actual forma, en los próximos meses, y que al gobierno no le quedaría otra opción que nacionalizarlos.
A diferencia de otros economistas preocupados por el peligro de la deflación (la caída continuada de los precios), el académico lanzó una advertencia sobre la inflación al alza en los EE.UU., que el mes pasado llegó al punto más alto desde 1991, y criticó a
Caída en las bolsas de valores
El mismo día de la asunción de Obama a la presidencia, el índice bursátil Dow Jones retrocedió un 4%. Citigroup, Bank of America y JP Morgan Chase propiciaron el desplome con fuertes caídas del 18%, el 29% y el 21% respectivamente.
Las malas noticias del sistema financiero norteamericano repercutieron fuertemente en Europa y especialmente la segunda gran plaza bancaria mundial, Gran Bretaña,
El viernes 16 de enero, los rumores que el Barclays, que se había resistido a tomar dinero del estado, había solicitado al Tesoro una inyección de capital, o que uno de sus principales directores había renunciado, lo hundieron en la bolsa y perdió un 25% de su valor. Otros bancos están en una situación parecida. Ese mismo día el valor en bolsa del Royal Bank of Scotland (RBS) cayó un 13%, y Lloyds Banking Group un 5%.
Hoy, 21 de enero de 2009, Barclays nuevamente sufría una caída del 23% en la bolsa londinense hasta alcanzar su nivel más bajo desde 1985, mientras que Lloyds descendía un 15%.
En Bélgica el banco KBC perdió ayer un 24% de su cotización en bolsa y a media mañana de hoy retrocedió otro 32%.
El diario español El País, también informó que “Ayer (20 de enero de 2009) no hubo un solo país que mantuviera su sector bancario a salvo de los recortes, aunque Alemania, España e Italia se mantuvieron en lo que algunos consideraban "un discreto segundo plano". El grueso de la actividad vendedora o, al menos sus mayores efectos, se concentró en el Reino Unido, con caídas que llegaron a superar el 30%. Si la cuestión se plantea en términos anuales, las cosas resultan muy parecidas, pues en el Reino Unido el Royal Bank of Scotland cae el 79,15%, Lloyds Bank el 64,44% y Barclays Bank el 52,48%. Para encontrar cifras similares hay que dirigirse a Estados Unidos, donde el Bank of America lidera el ranking de pérdidas con el 57,53%, a media sesión de ayer. Citigroup perdía el 53,95% y JPMorgan el 37,20%. Los bancos españoles "se benefician" de la solidez del sistema y despachan la situación con unas pérdidas anuales del 20,44% para el Santander y del 21,71% para el BBVA, que se cuentan entre las mejores de Europa.
En un artículo en el diario de economía y negocios conservador, Financial Times, John McFall, asesor del primer ministro, Gordon Brown, y presidente del comité selecto del Tesoro, John McFall, junto con el experto en capitales privados John Moulton defendió la nacionalización completa de
"Las cosas están tan mal - como nunca lo habían estado antes- que necesitamos pensar en medidas radicales, medidas que hace sólo un año habrían parecido locas; las acciones de esos bancos ponen nerviosos a los mercados. Ambos consideran que es muy probable que necesiten más capitales y que este capital tendrá que venir casi necesariamente del contribuyente".
"Con el apoyo del sector público podemos utilizar esos bancos para volver a prestar dinero. Y (los bancos) podrían prestar mucho porque el Gobierno puede ofrecer mejores garantías que nadie de que tendrán el capital necesario".
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Japón
Aunque los bancos de Japón, la segunda economía mundial, se han mantenido relativamente poco expuestos a los productos hipotecarios sub prime, existe el temor que estarían muy expuestos a las consecuencias de la nacionalización de Fannie Mae y Freddie Mac. Las grandes casas financieras japonesas mantienen alrededor de 66 billones de dólares en bonos y papeles respaldados por hipotecas emitidos por grupos financieros de viviendas en los EE.UU. “Si se lleva a cabo la recapitalización de la que se habla, no hay seguridad que los valores emitidos (por las empresas norteamericanas de hipotecas) sean garantizados en un 100 por ciento,” dijo Yukata Shiraki, un encargado de alto rango en valores de Mitsubishi UFJ Securities.
El reporte del Banco Central de Japón incluyó algunas predicciones vagas de vuelta al crecimiento en un tiempo, pero los corredores de valores dijeron que los comentarios destrozaron cualquier esperanza que la economía volcada a las exportaciones pudiera “desacoplarse” de alguna manera de las aflicciones en los EE.UU.
China
Sobre la aparente buena situación de los bancos chinos, un artículo de la prestigiosa revista británica The Economist, se interroga si ello significa que los bancos funcionan mucho mejor en una economía fuertemente intervenida y controlada por el estado, a salvo de la avaricia y la estupidez de los banqueros privados, o si más bien quiere decir que las estadísticas se pueden trucar mejor en una economía de esta naturaleza, en cuyo caso la buena salud de la banca china solo sería una ilusión, y además señala que los inversionistas extranjeros están retirándose de los bancos del país asiático, lo que puede deberse tanto a falta de confianza, como a urgentes necesidades de liquidez.
El rebrote de la crisis financiera es una señal de alerta grave, significa que los millonarios planes de rescate de los gobiernos no han funcionado, y que tenemos recesión para rato.
En cualquier caso, mientras la parálisis del crédito hace estragos sobre la economía real en recesión, con un aumento brutal del desempleo, se abre un nuevo consenso entre los especialistas financieros de los países desarrollados, que hasta hace poco aplaudían las virtudes de la ‘economía de libre mercado’, como gustan llamar eufemísticamente al capitalismo global: Los mercados financieros no funcionan como los mejores asignadores de recursos, ni se auto corrigen por si solos sin intervención estatal.
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Información recogida de los periódicos: Internacional Herald Tribune, Times Online, The Economist, El País.
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