martes, 13 de enero de 2009

2008 - El año desastroso del capitalismo global

El mundo en Recesión

La zona del Euro y Japón están en recesión y se ha reconocido que los Estados Unidos ya llevan un año en esta situación. Lo que comenzó como el reventón de una gigantesca burbuja de especulación financiera con las hipotecas en los EE.UU., hace un año y medio, se ha convertido en una recesión global del mundo capitalista.

La crisis financiera empezó golpeando fuerte a las economías más desarrolladas, EE.UU., Europa Occidental y Japón, que vieron como en días se fundían en la nada sumas inmensas invertidas en valores que quedaron en nada. En septiembre pasado, Lehman Brothers, uno de los grandes bancos de inversiones de EE.UU. se declaró en bancarrota, arrastrando a las bolsas internacionales en su caída. Después de esta quiebra, el gobierno norteamericano debió tomar el control de la gigantesca aseguradora American Internacional Group para evitar que su caída produjera la quiebra de cientos de bancos, y el colapso inmediato del sistema bancario en el mundo.

Sucesivas quiebras y temores de nuevas quiebras, de las instituciones financieras expuestas por inversiones especulativas en lo que hoy se llama ‘valores tóxicos’, pero hasta ayer aparecía como un excelente negocio, han provocado la parálisis de los préstamos interbancarios, una crisis de confianza en la banca y la contracción del crédito a los individuos y las empresas.

En Septiembre de 2007, en Gran Bretaña, el Northern Rock fue el primer banco británico en experimentar una ‘Corrida Bancaria’, cuando miles de ahorristas acudieron en masa a retirar sus depósitos del banco, al extenderse los rumores de su mala situación. Finalmente el gobierno optó por inyectarle dinero público, y nacionalizarlo de hecho.

Siguieron otros casos de desplomes de la banca en Francia, Alemania, Austria… de todo el caso más serio tuvo lugar en Islandia. La crisis económica llevó a Islandia al borde de la quiebra. Este país de poco más de 300.000 habitantes, con un sector financiero que representa entre 8% y 10%, era el sexto más rico de la OCDE, se le ponía como ejemplo de buen desempeño de la economía neoliberal. La banca tuvo un crecimiento de ganancias muy grande durante años, y se expandió internacionalmente. Pero como su negocio era altamente especulativo, se hundió con la crisis financiera, los tres grandes bancos Islandeses; Glitnir, Landsbanki y Kaupthing, han quebrado y debieron ser adquiridos por el estado, en su caída arrastraron al resto de los sectores de la economía. La bolsa perdió en días más del 76,13 por ciento de su valor y el desempleo se multiplica. Antes de esta situación, el país aparecía en el listado de los más ricos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) y sus habitantes eran considerados los ‘más felices’ del planeta.


No existe ‘desacoplamiento’
El supuesto ‘desacoplamiento’ y posterior papel de locomotora de la economía internacional de las economías emergentes, especialmente China (la cuarta economía mundial), India y Rusia, ya se ha mostrado como una quimera. Los pronósticos de crecimiento para el 2009, de la economía del gigante asiático han ido rápidamente a la baja, desde un 10.5% a un 5%. La progresiva contracción de los mercados de los países desarrollados que son los principales clientes de las exportaciones producidas en China está teniendo un impacto contractivo, el bajo poder adquisitivo de la población China – debido a los salarios bajísimos que percibe la clase trabajadora – impide a las autoridades recurrir al recurso de incentivar la demanda interna con posibilidades de éxito, para frenar la caída.
Se espera que los países atrasados sean los más golpeados por la recesión global.

Aunque otros países, como Chile, todavía no reciben completamente el impacto de la recesión mundial. Esto no nos debe llamar a engaño, finalmente serán los países dependientes los que van a recibir más fuertemente el peso de la recesión. El Banco Mundial informó de una lista de 28 países, trece de ellos en África que son los más vulnerables.
En América Latina, los altos precios de las materias primas, que permitieron grandes entradas a las arcas fiscales, y a las empresas privadas, en primer lugar, por el peso de la contracción de la economía China, han experimentado caídas espectaculares en meses.


Cambios dramáticos en los precios
El cobre llegó a US$1,25 la libra, hoy día 24 de diciembre de 2008. El precio del petróleo que había alcanzado los $147 dólares el barril en Julio, ha caído hasta los $34,49 dólares
Para la economía chilena fuertemente dependiente del precios de las exportaciones de ‘commodities’, especialmente el cobre, el resultado es que el país pasará del superávit fiscal al déficit.


El fracaso del sistema de AFP
El sistema de capitalización forzoso privado que reemplazó en Chile al sistema de seguridad social, ha fracasado. La crisis financiera borró todas las extraordinarias ganancias, basadas en la especulación, que mostraban los fondos en el pasado. Las tasas de ganancias que mostraban los fondos hasta el 25 de julio de 2007 se han evaporado , especialmente aquellos con más alta composición de títulos de renta variable. Al día de hoy los fondos previsionales acumulan una pérdida de 17.251 mil millones, equivalentes al 27.93%. El fondo A acumula pérdidas por 42.50%. En definitiva, esto ha venido a agravar los problemas, se puede afirmar taxativamente que el sistema de AFP no garantiza las pensiones, el grueso de los trabajadores chilenos va a recibir pensiones cerca de la mínima garantizada por el estado.

Durante años los neoliberales presentaron en todo el mundo este sistema como la alternativa a los sistemas de reparto de Seguridad Social, basados en principios como la solidaridad y la universalidad, ahora nadie en su sano juicio podría recomendar este sistema de capitalización individual.


Las medidas tradicionales no surten el efecto esperado
Hasta ahora las medidas adoptadas por las autoridades no parecen funcionar.
EE.UU. y los países europeos reaccionaron con enormes paquetes de rescate, 700 mil millones de dólares en el caso norteamericano. Estos recursos están siendo transferidos desde los bolsillos de los contribuyentes a la empresa privada, en primer lugar a la banca, para impedir su colapso Se trata de una gigantesca operación para transformar las pérdidas en públicas, mientras las ganancias son privadas.

Mientras tanto dos millones de familias han perdido sus viviendas, y la venta inmobiliaria está casi paralizada. Las perspectivas de larga recesión, alza del desempleo, dificultades para conseguir crédito, y de ‘deflación’ (caída sostenida de los precios) presionan a los consumidores a postergar sus decisiones de compra.

Una de las victimas es la industria automotriz. En EE.UU. tres de los principales productores de automóviles norteamericanos - General Motors, Chrysler y Ford - están al borde de la quiebra, la discusión para los dos primeros es si será una bancarrota ordenada con ayuda del estado, o simplemente el colapso.

Además de inyectar enormes sumas de dinero a la banca, los Bancos Centrales han bajado radicalmente sus tasas de interés. En Estados Unidos están en un rango entre 0 u 0.25, lo más bajo que nunca hayan estado. Con esto se ha llegado al límite de las posibilidades reactivadoras mediante las rebajas de tasa.
Algunos economistas, partidarios del capitalismo, advierten que de esta manera se premia la ineficiencia, y se prepara el estallido de una próxima burbuja especulativa.

Entre la inflación y la deflación.
Tanto la inflación, como la deflación (caída sostenida de los precios) son tremendamente desestabilizadoras de la economía. Durante el año 2008, el mundo entró en una espiral inflacionaria, sin embargo, uno de los efectos de la recesión, es que las principales economías ahora enfrentan la enfermedad contraria; la deflación. Al principio, la deflación puede parecer buena, todos se alegran de la baja de los precios. Pero comienza a provocar efectos perturbadores; las decisiones de compras e inversión se postergan, porque conviene esperar precios más bajos, con lo cual se agrava la contracción de la demanda, que justamente está en el origen del problema, con lo cual se profundiza la recesión y sus consecuencias.

Mientras el mundo desarrollado enfrenta está situación de deflación, que se ha dado pocas veces, en Chile todavía no es posible descartar la amenaza de la inflación, que si se une a la recesión económica, impide el uso de las herramientas monetarias a través de la rebaja de las tasas, puesto que las rebajas en principio deberían estimular la inflación.

Pero, aunque los economistas no lo reconozcan, la recesión ha echado por tierra todas las supuestas verdades de la economía tradicional, y los dogmas neoliberales. Demostrando que los ‘técnicos’ y ‘especialistas’ engreídos, en realidad saben harto poco del funcionamiento de los mercados, que hasta ayer defendían convencidos como el mejor instrumento para la creación de riqueza y la toma de decisiones económicas eficientes, exigiendo la no participación de los estados en la vida económica, mientras que ahora suplican más transferencias del estado a las grandes empresas privadas, y política contra cíclicas (obras públicas, rebajas de tasas de los bancos centrales, rebajas de impuestos).

La clase trabajadora y los pobres, van a sufrir fuertemente las consecuencias de la recesión, sobretodo por la ausencia de grandes organizaciones sindicales y políticas a su servicio. Se prevé un aumento del desempleo de dos dígitos para el 2009, la presión a la baja de los salarios y las condiciones laborales. La contracción del acceso al crédito personal, va a hacer difícil la vida cotidiana de nuestra gente, especialmente de ese 40% que está sobre endeudado, y que de pronto no van a tener posibilidades de chutar el problema hacia delante, tomando nuevos créditos.

La caída de ‘Wall Street’ es comparable con la caída del Muro de Berlín. Las repercusiones en todos los ámbitos, que sobrepasan los económicos, van a ser muy importantes. El horizonte del capitalismo que parecía intraspasable, se ve ahora agobiante, es necesario que comencemos a pensar en una sociedad que no esté basada en el lucro y la especulación, sino en las necesidades de la gente y la solidaridad, una sociedad socialista y democrática.

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